Con una visita guiada a los asistentes
por parte de la comisaria de la muestra, Carla Carmona, se inauguró, en la Casa
de la Provincia de la Diputación de Sevilla (Pza del Triunfo, núm. 1), la
exposición 'Melchor Ortiz: la pintura sumergida. Obra pictórica 1952-1991', que
produce la Diputación de Sevilla, a través de su Área de Ciudadanía,
Participación y Cultura.
Melchor
Ortiz (Aznalcóllar, 1922 – Sevilla, 2007), aunque
fue principalmente conocido como anticuario, estudió y completó la carrera de
Bellas Artes en Sevilla y mantuvo durante toda su vida una relación muy
estrecha con la pintura. En un contexto de sequía cultural y desinterés hacia
las modernas corrientes de la creación plástica, fundó la Galería Melchor, que
fue un importante foco de difusión y promoción del arte contemporáneo en la
ciudad de Sevilla.
De su amplia y casi desconocida
producción artística, se han escogido para la presente exposición un total de
37 obras de todas las etapas de su desarrollo pictórico que puede dividirse en
tres etapas.
La exposición articula la obra de un
autor prácticamente desconocido, partiendo de la idea unamuniana de que la
historia auténtica es la de los ejecutantes silenciosos, que la entretejen
diariamente con sus acciones cotidianas, y no la de los grandes
acontecimientos, la de los héroes y sus dramas.
Se podrá ver en la Sala Provincia, hasta
el próximo 24 de mayo. Melchor Ortiz, entre los años 50 y los 60, se dedicó a
la figuración con toques claramente simbolistas. Una segunda etapa, de corte
expresionista, se desarrolla entre los 70 y los 80, y puede valorarse como una
travesía hacia la abstracción, que será el territorio propio de su producción
de madurez, en un periodo que abarca desde finales de los 80 hasta los 90. En
cierto modo, y al menos desde la década de los 70, Melchor estuvo siempre a la
búsqueda de la abstracción, desde la naturaleza muerta y el paisaje. Su pintura
puede entenderse como paradigma de un programa artístico porque la observación
del conjunto de su obra muestra una lucha y una tensión continua entre el
artista y su lenguaje, transgrediendo sus propias reglas, en el desarrollo de
su práctica pictórica.
Con motivo de esta exposición se ha editado
una publicación que, bajo su mismo título, recoge un ensayo de su comisaria
Carla Carmona. En él se presenta la pintura de Melchor como parte de los
cimientos invisibles de la ciudad; como reflejo de los gustos exquisitos de la
gente humilde, trabajadora y de sus afanes de perfección, a la vez que fruto de
un programa artístico, reflejo de la propia conciencia del autor. Melchor Ortiz
nace en Aznalcóllar, Sevilla, en el año 1922. Estudia Bellas Artes en la
Escuela Santa Isabel de Hungría, de Sevilla, y allí obtiene su título en 1951.
Inicialmente monta un taller de artesanía del dorado, pero desarrollará
principalmente su actividad profesional como anticuario. Fundó la galería de
arte Melchor sita en el barrio de Santa Cruz. Paralelamente y durante más de
cuarenta años se dedicó intensamente a la pintura. Falleció en Sevilla el día 1
de febrero de 2007.
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