Pedro M. Piñero y Rogelio Reyes Cano, catedráticos
de Filología Española, han publicado el libro «La imagen de Sevilla en la obra
de Cervantes. Espacio y paisaje humano» libro en el que resumen sus trayectorias
de grandes investigadores, el culmen de una carrera. Además del análisis
literario de la obra cervantina hay un profundísimo trabajo de antropología
histórica, de costumbres, de estudios etimológicos, de modo que el lector
asiste al levantamiento de las capas históricas de la ciudad para descubrir
cómo era la Sevilla de Cervantes y dónde localiza las escenas de sus novelas.
Sevilla fue una ciudad estrechamente
ligada a la biografía personal y literaria de Miguel de Cervantes. En ella, en
las últimas décadas del siglo XVI, el autor del Quijote vivió lances y
experiencias personales de todo signo, unos gozosos y otros desgraciados, en su
condición de comisario para la requisa de víveres con destino a la flota que
Felipe II preparaba para la invasión de Inglaterra. Su dilatada estancia en
aquella gran metrópolis, crisol de razas y de culturas, entonces volcada al
comercio con América, resultó decisiva en la fragua de su visión del mundo y en
la ideación de muchas de sus obras. Con su probada sagacidad y sutileza
crítica, con su finísima ironía y su concepto solidario del mundo, reflejó la
rica y abigarrada tipología humana, los ambientes más pintorescos, los
episodios y lances más peregrinos de la ciudad, observada por él como un
auténtico laboratorio literario del que extrajo uno de sus patrones genéricos
más innovadores: la moderna novela urbana. Este libro sigue los pasos de
Cervantes por la topografía y el paisaje humano de aquella Sevilla tan
vivamente trasvasada a sus textos.
Miguel de Cervantes supo dar una visión
universal de la Sevilla de finales del siglo XVI, igual que Charles Dickens y
Víctor Hugo supieron diseccionar el Londres y el París de su época,
respectivamente. Esa otra Sevilla que no se encuentra en las crónicas oficiales
es la que se contempla en algunas de las mejores «Novelas ejemplares», como «Rinconete y Cortadillo», «El celoso extremeño» o «El coloquio de los perros».
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