La Catedral, el Bellas Artes, el
Ayuntamiento, Focus, la Universidad y la iglesia de la Consolación de El
Pedroso aportan obras a la gran retrospectiva que la capital francesa inaugura
el 25 de marzo.
El Grand Palais de París estrena el 25 de
marzo la exposición de pintura antigua más importante del año en Francia: Diego
Velázquez, dedicada al artista que acercará un panorama completo de la obra del
pintor desde sus inicios en Sevilla, donde nació en 1599, hasta sus últimos
años, además de una sección dedicada a la influencia que ejerció en sus
contemporáneos.
El comisario de la muestra, Guillaume
Kientz, conservador del departamento de pintura del Museo del Louvre, era
consciente de la dificultad de organizar una antológica de un autor que, a la
rareza de sus cuadros, poco más de un centenar, une el hecho de la
concentración en el Prado de buena parte de sus obras maestras, un museo que
tiene limitado el número de préstamos de obras de Velázquez y bloqueada la
salida de las grandes telas que, como Las
Meninas, identifican su colección permanente.
Sin embargo, la reunión que Kientz ha
logrado para esta cita que se clausurará el 13 de julio incluye préstamos
velazqueños totalmente excepcionales como La
fragua de Vulcano, del Prado, la
Venus del espejo que atesora la National Gallery de Londres y el Retrato de Inocencio X, joya de la
Galería Doria Pamphili de Roma muy apreciada por Francis Bacon, que la recreó
en varias de sus más célebres composiciones.
Desde la ciudad natal del genio la
colaboración está siendo muy notable. Sevilla estará presente en la muestra del
Grand Palais con nueve obras aportadas por diversas instituciones, públicas y
privadas; coleccionistas que además contribuirán a acercar al gran público el
papel que, tras años de mutismo e indiferencia, Sevilla ha recobrado en los
estudios sobre Velázquez e incluso en la ampliación de su catálogo razonado.
Así ocurrirá, por ejemplo, con la
presentación en París, tras haberse disfrutado en Viena, de Santa Rufina y la
Inmaculada, dos significativas obras que presta Focus-Abengoa; o con La educación de la Virgen de la
Universidad de Yale, lienzo protagonista de un seminario internacional
celebrado el año pasado en Sevilla que arrojó numerosos datos sobre la primera
etapa del pintor y también dudas sobre la autoría del cuadro, que se exhibirá
en el Grand Palais con una cartela que reza "pintura atribuida a Diego
Velázquez".
La participación sevillana se concentra,
como no podía ser de otro modo, en la sección titulada Los años de formación
con la que se abre la muestra. Dedicada a los inicios pictóricos de Velázquez
desde edad temprana en el taller de Francisco Pacheco, letrado, influyente
pintor y su futuro suegro, este primer ámbito de la muestra ilustra cómo se
impuso su talento en la ciudad hasta el punto de que su maestro le animara a
probar suerte en la corte de Madrid.
El Grand Palais, para contextualizar esta
etapa, ha solicitado a Sevilla no sólo las escasas obras del artista que
atesora su ciudad natal -la mayoría, por cierto, incorporadas en los últimos
años mediante depósito del Prado, adquisición o nueva atribución- sino también
trabajos que muestran el ambiente en el que se formó el joven Velázquez. Así
ocurre con la talla que cede la Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación de
El Pedroso: una Inmaculada Concepción de Martínez Montañés que ilustrará el
trabajo en los talleres de policromía de la época, donde los pintores recreaban
los efectos de luz en las figuras y en los paños de sus vestidos, una labor que
Velázquez asumió en ocasiones por encargo de Pacheco, aunque no precisamente en
esta obra.
La Catedral de Sevilla contribuye a
ejemplificar la producción del taller de su suegro con la Inmaculada Concepción de Miguel Cid, pintada por Francisco Pacheco,
que recurre a la ortodoxia para exhibir sus cualidades como retratista y poner
en valor el compromiso de Miguel Cid en la promoción y defensa del culto a la Inmaculada.
La
Inmaculada Concepción que cede Focus-Abengoa es
de reciente atribución a Velázquez, por cuanto se venía defendiendo que, por
sus afinidades escultóricas, era obra de Alonso Cano. La rigidez de su figura
femenina contrasta con la vivacidad de la modelo de la Inmaculada Concepción
que cede a París la National Gallery de Londres, una de las mejores obras del
período inicial del artista y exponente de la influencia del naturalismo en su
producción.
También ligada a la promoción del dogma
de la Inmaculada Concepción estaba la Imposición
de la Casulla a San Ildefonso, obra propiedad del Ayuntamiento de Sevilla
-durante años estuvo custodiada en el Palacio Arzobispal, que la entregó al
Bellas Artes- y depositada ahora en el Centro Velázquez de la Fundación
Focus-Abengoa.
El Museo de Bellas Artes de Sevilla apoya
el proyecto expositivo del Grand Palais con tres obras de importancia capital
en sus fondos, aunque sólo una firmada por Velázquez: la Cabeza de apóstol, considerada un fragmento de una serie hoy
dispersa cuyo estilo evoca el naturalismo de Ribera. Esta obra pertenece al
Museo del Prado, que la tiene depositada en el Bellas Artes de Sevilla. La
pinacoteca que dirige Valme Muñoz aporta además dos obras que contextualizarán
los inicios del autor de Las Meninas: San
Francisco de Borja, el lienzo pintado por Alonso Cano con motivo de la
beatificación, y La educación de la
Virgen de Juan de Roelas, que según los datos del simposio internacional
dirigido en 2014 por el profesor Benito Navarrete habría servido de modelo e
inspiración a La educación de la Virgen de la Universidad de Yale. Esta obra
mutilada, aunque se inspira en el lienzo homónimo de Juan de Roelas, no
representa a la Virgen en el trámite de aprender a leer sino interpelando al
espectador, en alusión a la ciencia infusa de la hija de Santa Ana, uno de los
temas que el taller de Pacheco -y por extensión, su yerno- se encargó de
propalar en la Sevilla de principios del XVII.
El listado de préstamos sevillanos a la
muestra del Louvre lo completa la Universidad de Sevilla con la celebrada talla
policromada de San Ignacio de Loyola
realizada por Martínez Montañés que se custodia en la iglesia de la
Anunciación.