Conocí a Fernando Bravo allí, donde comenzó su
carrera. En Las Cabezas de San Juan. Cuando pintó, en los años ochenta, un
enorme mural a lo largo de una interminable tapia, donde reflejó el espíritu de
los pueblos que se reúnen en esas antiguas orillas del mar que ahora son ricas
marismas. No a todos los alcaldes les gustó su forma de interpretar a los
personajes y la vida real del entorno. Pero allí estaban ya los pinceles
valientes de aquel joven pintor que ahora nos ha sorprendido en Triana con su
exposición “Triana, rasgo y compás”. Una serie de certeros retratos de figuras
del cante, el baile y el toque de este barrio histórico y personal. Ahí ha
estado desde el 2 hasta el 14 de marzo. El día de la inauguración tuve la
suerte de saludarlo. Estaba como hace treinta años, cuando nos conocimos. Su
buen talante y su arte por encima de todo. Y me presentó al alcalde de su
pueblo. Y charlamos… Y digo su pueblo aunque naciese por aquí. El es de allí y
de aquí, como los cantes de ida y vuelta.
De él ha dicho Manuel Olmedo, crítico de ABC: “No es ningún secreto la maestría de Fernando Bravo como dibujante, esa destreza plenamente demostrada por el pintor y reconocida por la crítica y el jurado de un certamen tan relevante como el Pacho Cosío en el que tuvo una alta distinción.”
También habló de él Manuel Lorente, crítico del mismo diario: “Lo suyo ha sido siempre Andalucía, cantar a la que ha cantado con lápices y pinceles…”
Y el trianero Angel Vela: “Pero no es hasta 1991 cuando presenta sus trabajos en Las Cabezas, tardó como estaba tardando que Triana tan flamenca y tan suya, lo acogiera sabiendo quien es cuando crea, esto es, en su absoluta dimensión. Después de lucir sus personajes, figuras del flamenco ante el público de la Bienal de Flamenco de Sevilla (2010), solo le quedaba una asignatura pendiente, la que con enorme satisfacción cumple ahora adornando las paredes de mayor solera histórica del viejo arrabal: la Casa de las Columnas, la antigua Universidad de Mareantes, en unos días en que la primavera proyecta avisos de sus colores…”
Yo fui compañero, en aquellos años heroicos de la radio, de un personaje que evolucionó desde la palabra y el micrófono, hasta el arte de la fotografía. Me refiero a Paco Sánchez. El ha viajado a festivales, recitales, conciertos y gastó carretes, en los tiempos de lo analógico, y habrá llenado archivos y archivos digitales, para obtener un giro, un taconeo, el vuelo de un mantón, la gota de sudor que despide la frente, unos dedos crispados, una boca abierta, una mirada al cielo…
Paco, maestro de las instantáneas flamencas. Fernando, maestro de la interpretación de los gestos y actitudes que definen a los artistas. Uno lo hizo con la cámara fotográfica y el otro con sus pinceles flamencos.
Fernando une Las Cabezas con Triana y con un arte que, a su vez, nos une a todos. El flamenco.
Gracias, Fernando.
Joaquín
ARBIDE.
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