Del 6 - 30 de noviembre 2014, en el Pabellón Real, tendrá lugar la exposición, Organizada por el Festival de Cine Europeo de Sevilla y Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, de la obra del cineasta experimental austriaco Martin Arnold (Viena, 1959)
Arneld hace reflexionar al espectador a través de efectos visuales vanguardistas que le llevan a “jugar para producir nuevos significados” en la imagen. Es conocido por sus experimentos y reelaboraciones de found footage o películas de metraje encontrado.
Este proyecto, fruto de la colaboración del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y el Festival del Cine Europeo de Sevilla, muestra una selección de obras que tienen como finalidad expositiva inestabilizar al espectador con su “singular deconstrucción” cinematográfica. Reapropiándose de clásicos, Arnold utiliza como materia prima películas bien reconocibles –principalmente cine de Hollywood y dibujos animados de Disney– buscando desenterrar patrones escondidos a través de una singular manipulación que da de sí resultados casi sobrenaturales en su extrañeza, y que revelan los sueños, esperanzas y tabúes de la época y de la sociedad que las creó.
En palabras del teórico Steve Anker “Oscuras ironías recorren subterráneamente toda la obra de Arnold, que en sus más recientes trabajos destripa las siniestras entrañas de una de las formas mas populares de entretenimiento familiar: la animación”. Sus piezas están compuestas de figuras fragmentadas cuya anatomía es ya irreconocible hasta el punto de parecer marionetas teledirigidas. Manos que se retuercen, lenguas que bailan, ojos que parpadean y bocas que roncan, moviéndose como fantasmas sobre un fondo negro como un abismo, en el cual las partes del cuerpo desaparecen y reaparecen inquietantemente. Escenas inofensivas que se transforman en espeluznantes secuencias, que encierran frustración, miedo y agresividad, así como un desconcertante componente erótico y cierta vulnerabilidad.
“Todas las películas de Mickey Mouse se basan en la idea de dejar el hogar para aprender lo que es el miedo”, decía Walter Benjamin a propósito de las similitudes entre los dibujos animados y las películas de terror. Así abandonan las instalaciones de Arnold el hogar de lo conocido y lo confortable, para adentrarse en las escalofriantes profundidades –no exentas de un negro sentido del humor – bajo la superficie clara y cristalina de esos dibujos animados con los que todos hemos crecido.