El motivo por el cual nos encontramos hoy aquí con él, es porque también une a su ya extensa obra, la realización de un bello cartel que ha servido de portada para un libro que recoge los acontecimientos más importantes de la Hermandad del Porvenir, de la Paz, vividos a lo largo de sus setenta y cinco años de existencia. Tanto el cartel como el libro, vieron la luz en el transcurso del mes de noviembre de 2014.
Observando el cuadro (para mí más cuadro de culto que cartel), observamos miles de palomas con miles de posturas y miles de expresiones. Ellas lo llenan todo de paz y de belleza. La obra no se escapa de aquello que decía mi profesor de Arte: “el horror vacui”. El horror al vacío, que surge de nuestro ancestral sentido del barroco sevillano. Pero, eso sí. Con colores vivos y de alegría en los entornos, que rodean la tonalidad azul, tenue, triste y sencilla, de un heraldo y una Virgen en perfecta expresión en el lugar que le corresponde. Azul que contrasta con el remate de una fuente, en la que se supone beberán las palomas y todos los sedientos de amor, y que equilibra el blancor que inunda el lienzo.
Huguet Pretel, como firma y se le conoce en los medios, es un artista que comenzó su andadura estudiando en la Escuela de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, allá en el caserón de la calle Gonzalo Bilbao. Vivió en la calle Marqués de Paradas. Hizo teatro, lo que le facilitó colocar una voz que, ya desde joven, la tenía para utilizarla en los escenarios y en la docencia. Aquel teatro, él nos lo ha confesado, le ha servido para reconvertirse en actor mientras se ha dirigido a sus alumnos, espectadores y receptores de su mensaje, a lo largo de su extensos años de docencia, trabajo que ha culminado en la Facultad de la calle Laraña, donde estuvo la vetusta Universidad de Sevilla, antes de mudarse a la Fábrica de Tabacos.
Ahora, pletórico y rico en capacidad creativa, ve los atardeceres sobre el Aljarafe sevillano desde los ventanales de su casa, frente al Parque de los Príncipes, en compañía de otra gran actriz, pintora y profesora, su mujer y también amiga mía, Lourdes Cabrera.
¡Felicidad para los dos!
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